De qué manera los gobiernos estatales y locales toman la iniciativa en materia de políticas climáticas

Dado que el gobierno federal no toma medidas, muchos estados y ciudades están tomando las riendas del asunto para reducir las emisiones e incrementar la resiliencia.

Los estados y ciudades tienen un poder real en cuanto a las emisiones que liberan dentro de sus territorios. Esto incluye automóviles, centrales de energía, fábricas y edificios. Además, muchos de ellos no están esperando un método de acción descendente, sino que están asumiendo el liderazgo. 

En la actualidad, quince estados cuentan con planes vinculantes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Durante los últimos dos años, desde que el gobierno de Trump retiró a la nación del Acuerdo de París sobre el clima, muchos han establecido objetivos de reducción de emisiones o reforzado los planes que ya tenían en la agenda. Por ejemplo, un proyecto de ley aprobado en Maine este año llama a reducir las emisiones para alcanzar un nivel 80 por ciento más bajo que en 1990 para mediados de siglo, e incluye un objetivo intermedio para 2030. Por otra parte, la legislación de Hawái de 2018 establece el objetivo de alcanzar la neutralidad de carbono para el año 2045. Mientras tanto, Connecticut y California han estado trabajando para reducir las emisiones durante más de una década. 

“Estamos realizando la transición de una economía basada en combustibles fósiles a una más limpia”, sostiene Suzanne Tegen, vicedirectora del Centro para una Economía Basada en Nuevas Energías de la Universidad Estatal de Colorado, “pero sin políticas, no lo lograremos lo suficientemente rápido”. 

Con el apoyo de las empresas, los grupos comunitarios y las organizaciones dedicadas a la conservación, incluido ԼƵ, los estados y las ciudades no solo están trabajando para mitigar los efectos más graves del cambio climático. También están pensando más allá de la reducción drástica de las emisiones, creando programas innovadores para ayudar a los humanos y las especies silvestres a adaptarse a los cambios que ya están entre nosotros, así como a los que vendrán.

Solución: Una energía cien por ciento renovable

Por qué es necesario: Teniendo en cuenta que el 28 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero del país derivan de la generación de electricidad, es esencial transicionar a energías renovables. Si bien en una época el costo de las energías solar y eólica, así como el almacenamiento de las baterías, representaban obstáculos, durante la década pasada esos costos disminuyeron de forma considerable. Desde 2007, la capacidad de energía renovables instaladas ha aumentado más del doble. No obstante, este ritmo no tiene la rapidez suficiente. Aunque en la actualidad las energías renovables representan más del 17 por ciento de la generación de electricidad de la nación, el conjunto de carbón y gas natural constituye más del triple de esa cifra. 

Quién es precursor/a: En junio, Nueva York aprobó la política climática más ambiciosa. La ley exige que la electricidad no emita carbono para el año 2040 y cero emisiones de carbono a nivel estatal para 2050. Esto se acentuó aún más con la ley de liderazgo climático y protección comunitaria, que exige que por lo menos el 35 por ciento de las inversiones en energías renovables se realicen en comunidades marginales, que suelen sufrir la contaminación generada por las centrales de energía. La ley crea un grupo de trabajo, integrado por defensores de la justicia ambiental y personal de los Departamentos de Salud y Trabajo, entre otros. Su meta es garantizar que los grupos vulnerables tengan acceso a recursos tales como paneles solares y mejoras en términos de eficiencia energética. 

También al frente: Ocho estados, Washington D. C. y Puerto Rico ahora cuentan con objetivos vinculados a un 100 por ciento de energías limpias (que pueden incluir la nuclear), ya sea mediante leyes u órdenes ejecutivas. Esto incluye a California, Washington, Maine y Colorado. Otros como Carolina del Sur, Pensilvania, Illinois y Wisconsin están intentando alcanzar el objetivo. Solo en base a compromisos estatales existentes, las fuentes renovables generarán casi un tercio de la electricidad general de la nación para 2050 y el 75 por ciento de la electricidad del oeste.

Solución: Construcciones con bajas emisiones de carbono

Por qué es necesario: En los Estados Unidos, los edificios son responsables de emisiones de dióxido de carbono impresionantes. Superan las de cualquier otro país del mundo, excepto las de China. Los mayores culpables son los sistemas de calefacción y refrigeración, pero la luz y los electrodomésticos también ponen de su parte. Reducir estas emisiones, que representan alrededor del 40 por ciento de nuestra producción nacional, implica pasar de energía generada mediante combustibles fósiles a una electricidad renovable –pensemos en reemplazar la calefacción a gas y los sistemas de agua caliente por bombas de calor eléctricas de alta eficiencia, así como utilizar electrodomésticos de alta eficiencia y sellar fugas que incrementen el consumo de energía.

Quién es precursor/a: El código de edificación de California, el primero del país con sus características, ofrece una hoja de ruta para abordar cambios radicales en el ámbito de la construcción. Se enmendó el año pasado y exige que, a partir de 2020, toda nueva construcción residencial sea de energía neta nula, lo cual significa que el edificio debe generar la misma cantidad de electricidad que consume. El código, que exige tanto paneles de energía solar como aislamientos y ventanas de alta eficiencia, también incluye requisitos relativos a construcciones de tipo comercial nuevas y a la readaptación de los edificios comerciales y estatales existentes. No obstante, solo el ahorro del ámbito residencial en las facturas de energía podría representar más de 1.7 mil millones de dólares en 30 años. Al mismo tiempo, reduciría las emisiones de manera considerable. 

También al frente: El gobernador de Washington Jay Inslee presentó una ley destinada a invertir cerca de 80 millones de dólares en edificios de energía neta nula. Mientras tanto, muchas ciudades previsoras se están preparando para “descarbonizar” sus edificios. La primavera pasada, la ciudad de Nueva York limitó las emisiones de carbono que pueden emitir los edificios grandes por ley. Si se registran excesos, serán sancionados con multas importantes, lo cual alentará a los propietarios de edificios más antiguos a invertir en mejoras en relación a la eficiencia. Por su parte, Boulder, Colorado, donde el gas natural produce alrededor de un quinto de las emisiones, se ha comprometido a reducir el uso residencial en un 85 por ciento de aquí a mediados del siglo (y el uso comercial e industrial en un 35 por ciento). En gran medida, lo hará al reemplazar sistemas de calefacción a gas por bombas eléctricas.

Solución: Transporte innovador

Por qué es necesario: A pesar de los esfuerzos realizados, las millas recorridas por los vehículos van por el camino contrario al adecuado, ya que han aumentado un 11 por ciento del año 2000 al 2016. Para realmente poder transformar el sector del transporte, necesitamos que haya menos cantidad de vehículos en las carreteras y que los que se encuentren en ellas sean más limpios, ya que este sector representa el 29 por ciento de las emisiones de los Estados Unidos. Los vehículos eléctricos son parte de la solución, sobre todo en lugares en los que cada vez más electricidad proviene de energías renovables.  

Quién es precursor/a: En California, el transporte es una de las mayores fuentes de emisiones y representa el 40 por ciento de ellas. En los próximos dos años, el estado invertirá 30 millones para respaldar proyectos piloto destinados a lograr un transporte que genere bajos niveles de carbono en comunidades vulnerables. Esto incluye el uso compartido de automóviles eléctricos, bicicletas y furgonetas, entre otros. El programa, llamado (es decir, Opciones de Movilidad Limpias, en español), apunta a reducir la contaminación del aire local y a permitir que más gente de bajos recursos pueda utilizar vehículos eléctricos. A su vez, reduce las emisiones y, en términos generales, mejora las opciones de transporte. Basado en un índice que clasifica todas las zonas censales en función de su nivel de ingresos, su etnia y sus niveles de contaminación, se trata de un enfoque innovador para resolver problemas relativos a las emisiones y a la igualdad al mismo tiempo. Las comunidades marginadas suelen depender más del tránsito y tienen menos acceso a opciones de transporte alternativas. 

También al frente: El estado de Washington está lanzando un programa similar, y hace poco Colorado aprobó una serie de leyes que apuntan a aumentar la infraestructura para vehículos eléctricos. La Ciudad de Kansas se asoció con su compañía de servicios públicos local para instalar 1,000 estaciones de carga, lo cual representa un récord. Seattle necesita crear medidas importantes en el ámbito comercial para desalentar a las personas que viajan solas en sus vehículos. Por ejemplo, podría colocar estacionamientos para bicicletas y crear pases de transporte. Desde 2010, la cantidad de personas que viajan al centro en auto ha disminuido, mientras que la cantidad de usuarios del transporte público ha aumentado en 40,000. Por su parte, en 2021 la ciudad de Nueva York se convertirá en la primera de los Estados Unidos en aplicar . Cobrará a los conductores para acceder a la mayor parte de Manhattan, lo cual podría permitir reunir 15 mil millones de dólares para realizar mejoras importantes al transporte para el año 2024.

Solución: Corredores de vida silvestre

Por qué es necesario: A medida que el cambio climático altere los entornos naturales, los animales salvajes deberán desplazarse en busca de hogares más acogedores. En teoría, simplemente podrían caminar o nadar hacia su nuevo hábitat. Sin embargo, las carreteras, las ciudades, las granjas, las represas y otros obstáculos hacen que desplazarse entre áreas protegidas sea difícil. En la actualidad, una de cada cinco especies de los Estados Unidos se encuentra en peligro de extinción, en gran parte debido a la pérdida y la fragmentación del hábitat. Además, según un estudio realizado en 2016, solo el 41 por ciento de las áreas naturales que existen en el país cuentan con la conexión suficiente como para permitir que las plantas y los animales se desplacen a medida que el clima vaya cambiando. Proyectos de conectividad de gran escala como el , de casi 200 millas de largo y designada en 2008 la primera ruta migratoria de la nación protegida a nivel federal, han demostrado que es posible proteger las rutas migratorias e incluso reconstruir los nexos entre ambientes fragmentados. 

Quién es precursor/a: En el caso de los ciervos, alces, antílopes americanos y otros animales que corren el riesgo de ser embestidos por vehículos en las carreteras de Nuevo México, una nueva ley estatal ayudará a que estén más seguros. Aprobada en marzo, la ley sobre corredores de vida silvestre exige que los departamentos de caza y pesca y de transporte identifiquen, prioricen y mantengan corredores por los que los animales puedan circular. A su vez, deben construir cruces y otros medios de paso seguros. Nuevo México es el primer estado que aprueba una legislación sobre conectividad. 

También al frente: Otros seis estados están trabajando en leyes sobre corredores: California, Colorado, Oregón, Maine, Vermont y Nuevo Hampshire. También hay movimiento a nivel federal: En mayo, una coalición de líderes de la Cámara de Representantes y el Senado presentó la , la cual crearía un sistema nacional de Corredores de Vida Silvestre en el territorio federal y destinaría 78.5 millones de dólares a pasos para especies silvestres en territorios tribales, estatales y privados.

Solución: Cultivo de carbono

Por qué es necesario: El cultivo de alimentos representa cerca del 10 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero. No obstante, prácticas agrícolas más inteligentes podrían convertir a las tierras de cultivo en una esponja que absorba el carbono. Las plantas eliminan el carbono del aire en forma natural mediante la fotosíntesis. Mejorar la salud del suelo con abono y a través de otras prácticas permite que las plantas reduzcan la cantidad de gases aún más. Mediante las raíces de las plantas, parte de esos gases se inyecta en el suelo, donde los microorganismos los consumen. Más gases quedan atrapados en partes de plantas que se encuentran en descomposición en el suelo. La absorción de carbono, que se vale de métodos que capturan y retienen el carbono, puede aislar hasta 1.5 toneladas de dióxido de carbono por acre por año. También reduce la necesidad de utilizar fertilizantes sintéticos (que contribuyen tanto al calentamiento global como a la muerte de las áreas marinas) y pesticidas, lo cual a su vez protege el suministro de alimentos.

Quién es precursor/a: El año pasado, junto con la creación de un programa de compensación de carbono, Hawái lanzó un  para identificar modos de almacenar carbono en sus áreas agrícolas de naturales, tales como los bosques. El estado ofrece subvenciones, apoyo técnico, créditos fiscales y otros incentivos para ayudar a producir y distribuir más abono y para crear suelos más saludables en general.

También al frente: La , firmada por la gobernadora Michelle Luján Grisham en abril, ofrece subvenciones a agricultores y ganaderos para que planten cultivos protectores o pastos nativos, adopten prácticas de siembra directa, recuperen humedales, utilicen abono y tomen otras medidas para ayudar a incrementar el “contenido de carbono y la materia orgánica” en el suelo. Según la Unión de Científicos Preocupados, desde 2015 los políticos han presentado más de 150 proyectos de ley sobre suelos saludables en las legislaturas estatales. Alrededor de 25 han sido aprobados, incluidos más de una docena en California, donde docenas de granjas han adoptado la práctica y muchos otros proyectos de ley están avanzando.

Solución: Resiliencia de las zonas costeras

Por qué es necesario: Los condados costeros albergan el 42 por ciento de la población de los Estados Unidos y aportan casi la mitad del PIB nacional. Esas personas, así como las economías a las que sostienen, cada vez se encuentran más en riesgo como consecuencia del aumento del nivel del mar, las tormentas, la erosión, las inundaciones y la intrusión del agua salada en los acuíferos. Más de 60,000 millas de carreteras y puentes ubicados en el interior de las llanuras inundables costeras son vulnerables frente a las tormentas y las comunidades cada vez son más conscientes de la necesidad de comenzar a alejarse de las costas y de recuperar las zonas que podrían brindar protección en caso de inundaciones. La mayoría de los estados cuentan con programas de adquisición de propiedades propensas a inundarse que se encuentran impulsados por fondos federales. Sin embargo, a la fecha, pocas de las áreas que se han comprado son costeras, en parte porque suele ser necesaria una correspondencia del 25 por ciento de propietarios o fuentes locales. Además, muchos residentes se enfurecen ante soluciones impuestas desde arriba y que afectan a los de abajo.

Quién es precursor/a: Con 40 millones de dólares obtenidos en una competición federal de resistencia a desastres, Luisiana desplegó una iniciativa innovadora en la que residentes de seis distritos diseñaron proyectos de resiliencia para zonas costeras. El programa reclutó y capacitó a locales que facilitaron más de 70 reuniones comunitarias. Las soluciones por las que optaron incluyen la adquisición de casas que se encuentran fuera del sistema de diques, la recuperación de humedales, la creación de un puerto público en el que los botes puedan refugiarse durante las tormentas y servicios para personas cuya salud se vea afectada por el estrés asociado a la vida en zonas propensas al desastre. 

También al frente: En la legislatura de California avanza un proyecto de ley que crearía un fondo para adquirir propiedades propensas a inundarse, el cual brindaría subvenciones o préstamos a los propietarios para cubrir la correspondencia del 25 por ciento local. La legislación también llama a demoler hogares y construir áreas de protección naturales en su lugar. El de Nueva Jersey, que ya tiene 25 años y ganó impulso después del huracán Sandy en 2012, prioriza la compra de grupos de hogares para garantizar que haya tierras suficientes como para ofrecer una zona de protección eficaz. Para ello, el programa confía en esfuerzos comunitarios para unir a los vecinos. Hasta ahora, Blue Acres ha adquirido más de 700 hogares en 16 comunidades que abarcan nueve condados.

Este artículo se publicó originalmente en el ejemplar de otoño de 2019 como “Action Figures” (Figuras de acción). Para recibir la revista impresa, hágase miembro hoy mismo .