Para los productores de jarabe de arce Steve y Amy Wheeler, un buen año no solo se mide en baldes de savia. También está determinado por el número de pibíes que cantan en los bosques, las hileras de túneles de pájaros carpinteros en los troncos pegajosos y la presencia de sitas apilados graciosamente en las cavidades de los árboles.
La que pertenece a los Wheeler ha sido un sitio azucarero por generaciones. Pero hoy en día, Steve, Amy y sus dos hijos abordan la administración de la tierra de una manera diferente a la del abuelo Wheeler. Inspirados por el , la única iniciativa concentrada en vincular el jarabe con las aves del país, la familia está devolviendo el arcedo a un estado más natural (arcedo se refiere a partes del bosque en las que predominan los arces). El cambio hace que la propiedad sea más acogedora para las aves cantoras nidificadoras, incluidos la piranga escarlata, el zorzal moteado, el chipe azulnegro y el zorzal canelo, y hace que el producto de los Wheeler sea más atractivo para los consumidores amantes de las aves.
Bajo la dirección de Steve Hagenbuch, el biólogo conservacionista de , los Wheeler empezaron a preservar otras especies de árboles autóctonos, como el fresno blanco y el haya americano. Luego Hagenbuch les dijo que pensaran en capas. Eso significaba dejar los árboles viejos o muertos, fomentar un nivel medio abundante de arces con brotes y dispersar pilas de troncos, ramas y arbustos en el suelo. A la familia le llevará aproximadamente una década lograr un equilibrio ideal de arcedo y hábitat boscoso. Pero gracias a su compromiso, han ganado el derecho de colocar la etiqueta de ԼƵ "Amigable para las aves" en sus productos, lo que atrae más clientes a su pequeña tienda y a su tienda virtual. "No sabíamos que había tantas cosas intencionales que podíamos hacer", dice Amy. "Pero sabíamos que necesitábamos más aves", agrega Steve.
Nueva Inglaterra tiene una de las mayores concentraciones de especies de aves nidificadoras en los Estados Unidos. Pero en Vermont esa riqueza está declinando a medida que crece la industria multimillonaria del jarabe, que transforma los bosques antiguos en un mar de arce. El proyecto, que se lanzó en 2014 con la ayuda del Departamento de Bosques, Parques y Recreación de Vermont y la Asociación de Productores Azucareros de Vermont, trabaja para repeler esa marea. En la actualidad que administran 4.500 acres y han generado 4,5 millones de dólares en ventas amigables para las aves.
En este momento los Wheeler intentan escuchar mirlos primavera, una señal de que las noches son más cálidas y la temporada está llegando a su fin. "Los mirlos son la sentencia de muerte de la explotación azucarera", dice Steve. Pero también señalan que los bosques de los Wheeler pronto estarán repletos de pirangas exhibiendo sus plumas, grévoles engolados tamborileando sus alas y búhos barrados ronroneando desde los troncos de pícea, todas las recompensas de un arcedo más saludable.
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Conozca las aves del arcedo