El mundo de las aves puede ser cruel, y Roy Dunn ha logrado un testimonio gráfico de un momento particularmente difícil de ver. Él ha sido fotógrafo de vida silvestre por más de tres décadas y tiene una especial predilección por los colibríes, ya que disfruta los retos técnicos de la fotografía a alta velocidad. “He observado a los colibríes por horas”, dice Dunn. Y ha acumulado ese tiempo tanto en la naturaleza como en el jardín de su casa en California, donde estima que cerca de 150 colibríes acuden a sus comederos de néctar durante la temporada alta de verano.
Durante todo ese tiempo observando a los colibríes, en ocasiones ha tenido algo de compañía: un correcaminos norteño. Mientras Dunn se agazapaba tras su cámara, este ave carnívora, que suele alimentarse de lagartos e insectos, merodeaba en la base de un cactus con flores o un comedero de colibríes a la espera de una merienda con plumas. Y entonces, cuando el colibrí disfrutaba un sorbo de néctar, ¡zas! ¡Lo atrapó! Incluso cuando se les tiende una emboscada, los colibríes suelen escapar la mayoría de las veces. Según Dunn, los correcaminos solo tienen éxito en uno de cada diez intentos.
La primera vez que Dunn vio a un correcaminos intentar capturar a un colibrí quedó impactado. “Presenciar eso fue sensacional y me hizo sentir un poco incómodo”, cuenta. Pero se niega a ser aprensivo. “La naturaleza es la naturaleza, y creo firmemente que se la debe documentar”.
Ese principio también está detrás de su manera de tomar fotografías. No quiere que sus comederos modifiquen el modo en que se alimentan los colibríes, y por eso pone agua menos dulce que el néctar de las flores. Según Dunn, sus visitantes aún prefieren las flores. Sin embargo, eso no impide que se acerquen a los comederos para obtener más alimento, y es allí donde a veces los acechan los correcaminos. Si bien este comportamiento no es desconocido, no está muy documentado (y mucho menos en el caso de un ataque exitoso).
Así es que este otoño, Dunn colocó una cámara en su cocina, con el cuadro fijo en un comedero. Y luego, esperó. Conseguir este video requirió paciencia, dado el bajo índice de éxito de los correcaminos. Y, dejando de lado la fotografía de la naturaleza, Dunn interviene en nombre de los colibríes para evitar que los correcaminos se acostumbren demasiado a las altas concentraciones de estas aves alrededor de su casa. Se lo ha visto a él, a su esposa y a su perro ahuyentar correcaminos de los comederos. “Digamos que no tengo intención de darles un almuerzo gratis”, comenta.
Pero el día en que grabó este video, Dunn no ahuyentó al correcaminos. En vez de eso, espero casi tres horas para capturar el momento en que el cazador atrapa a su presa. “Se le escaparon varios colibríes antes de eso”, señala. Dunn estaba listo, con una cámara que puede estirar dos segundos de acción hasta convertirlos en veinte segundos asombrosos. “Inmediatamente después salí corriendo y lo espanté”.