Mientras los Estados miembros de las Naciones Unidas llegaban a un acuerdo en la sede de la ONU, en Nueva York, y tras 20 años de conversaciones firmaban un tratado histórico sobre alta mar, un importante número de partes interesadas asociadas se reunían en Ciudad de Panamá (Panamá) con motivo de la 8ª Conferencia sobre Our Ocean. Ésta reunió a delegados de gobiernos, organizaciones conservacionistas, agencias de cooperación, fundaciones, sector privado, grupos de jóvenes y otros representantes de la sociedad civil de 190 países, enfocados en preservar y promover el uso racional de los mares y los ecosistemas asociados.
La Conferencia permitió un rico intercambio sobre iniciativas innovadoras de conservación, reducción de la contaminación y pesca sostenible. Se alcanzaron cerca de 341 compromisos, incluida la futura designación de nuevas Áreas Marinas Protegidas (AMP) y la movilización de unos 20.000 millones de dólares en financiación.
Aunque en el imaginario colectivo del público estas reuniones se asocian principalmente con entornos puramente oceánicos o insulares, el principal objetivo de ԼƵ Américas se centró en resaltar el papel de los ecosistemas situados en el punto de encuentro crucial entre la tierra y el mar: las costas y el entorno marino-costero. Estos incluyen manglares, marismas, estuarios y fangales que proporcionan hábitats críticos para las aves playeras y todas las especies migratorias y residentes.
Durante la Conferencia y en el marco de nuestra Estrategia de Resiliencia Costera, llevamos a cabo un evento paralelo conjunto con Conservación Internacional Colombia (CI), en el que mostramos los proyectos del Fondo de Carbono Azul del Reino Unido de nuestras organizaciones: el proyecto Patrimonio Natural Azul de ԼƵ Américas en Panamá, así como el proyecto Vida Manglar de CI en Colombia.
Un patrimonio compartido
A través de procesos que abarcan la investigación científica, la participación de la comunidad, la educación ambiental y el compromiso político, estos dos proyectos demuestran la gama de valores y servicios que los manglares proporcionan a los medios de subsistencia de la comunidad, la conservación de la biodiversidad y la lucha más amplia contra el cambio climático.
Más concretamente, nuestro compartió la experiencia en documentar las reservas de carbono en la Bahía de Panamá y la Bahía de Parita, dos lugares hemisféricos críticos para las aves playeras debido a los millones de aves migratorias -unas 177 especies- que pasan por el istmo de Panamá, volando hacia el norte o el sur de las Américas durante su ciclo migratorio de primavera y otoño.
El desarrollo de esta línea base es el primer paso para reconocer el vasto servicio de mitigación del cambio climático que brindan los manglares y el potencial para avanzar en los instrumentos del mercado de carbono. También se destacaron los beneficios de adaptación, igualmente importantes, que surgieron del proyecto, incluida una valoración de los servicios ecosistémicos, un Plan de Conservación de Estándares Abiertos (Bahía de Parita), el monitoreo acústico de aves como indicadores de la salud del ecosistema y otros estudios complementarios que guiarán sobre cómo preservar y restaurar los manglares en Panamá.
Trabajando en estrecha colaboración con el Ministerio de Medio Ambiente, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), instituciones académicas y nuestro socio local, la Sociedad ԼƵ de Panamá, demostramos cómo un enfoque integral apoya la aplicación por parte de Panamá de sus políticas nacionales sobre cambio climático y biodiversidad y, al mismo tiempo, refuerza los compromisos internacionales (por ejemplo, las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional - NDC). Mientras que contribuimos desde lo nacional al fortalecimiento de la Alianza Mundial de los Manglares, y su ambición global de conservación llamada “Mangrove Breakthrough”.
Por último, basándonos en nuestro trabajo costero, identificamos otras oportunidades para que la ԼƵ contribuya a la conservación de los océanos. Existe un claro vínculo entre este movimiento y nuestras estrategias, incluidas y la Iniciativa para la Conservación de las Aves Costeras del Pacífico. Además, el desarrollo de nuevas áreas protegidas marinas puede incorporar conocimiento técnico de nuestras acciones actuales de planificación espacial marina y planes de conservación de aves marinas.
En resumen, ¡es hora de que captemos las ambiciones y oportunidades de conservación de los océanos y las convirtamos en acciones en beneficio de las aves y las personas!